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jueves, 28 de agosto de 2014

Anécdotas interesantes o divertidas – 1

Mi visita al rey Balduino de Bélgica

   Uno de los recuerdos más agradables de mi vida corresponde al día que pasé en la residencia que tenían en Playa Granada (Motril) el famoso rey Balduino I de Bélgica y su esposa, Fabiola de Mora y Aragón, con la cual se había casado en 1960.
   Yo había leído de pasada en la prensa que él había comprado una gran casa con una amplia parcela en la costa motrileña, para dedicar sus vacaciones a su gran afición por la pesca, pues allí había un magnífico pescador y ambos pasaban horas y horas en el barco de ese experto profesional.

Schumacher, Karl H. (Fotógrafo)


Un telefonazo inesperado

   Y un día me sorprendió grandemente que me llamasen de parte de tan ilustre y popular monarca, para que fuese a examinar el jardín que le había hecho hacía unos meses un vivero madrileño, y en el que bastantes plantas iban fatal.
   Salí para allá con mi inolvidable, inteligentísimo y ocurrente capataz Manuel Baho, y nos recibió un caballero español muy amable y simpático, que era algo así como el mariscal de campo, y nos dijo que Su Majestad estaba navegando y pescando y tardaría unas horas en volver; pero que recorriésemos todo minuciosamente para hacer un informe escrito y con fotos, y con mi dictamen.
   Fuimos examinando el estado de cada árbol, palmera, arbusto, etcétera, tomando notas y muestras y haciendo fotos, y al cabo de unas horas se oyó el motor de un barco que se iba acercando.

Aparece el Rey Pescador

   Y Balduino en persona, con un pantalón vaquero y una camiseta deportiva también azul y bastante sudada, y con la cabeza descubierta, avanzó hacia nosotros con ágiles zancadas y con una sonrisa muy acogedora.
   Le informé detenidamente de cómo estaba todo, y le expliqué que el problema se debía a que ese vivero había traído plantas muy adecuadas para Madrid, pero que sufrían muchísimo con los vientos salinos frecuentes en la costa.
   Escuchó eso y más detalles con mucha atención e interés, le informé de lo que convenía hacer, y le dije que enseguida le enviaría un informe escrito y con fotos donde detallaría todo.
   Y luego él señaló la copa de una palmera datilera bastante alta que tenía unas cuantas palmas amarillentas. Fuimos hasta ella y preguntó que si volvería a estar verde o se moriría.

Un diagnóstico que provoca risas

   Nos acercamos a su tronco y le dije a Manuel que mirase cómo estaba la zona del palmito o cogollo, es decir, la yema apical única de la que depende la vida de todas las palmeras que tienen un solo tronco.
   Y Balduino se quedó asombrado al ver cómo aquel delgaducho pero fibroso capataz de edad avanzada trepaba por el tronco con la agilidad y la rapidez de una ardilla, sin más ayuda que sus manos y sus pies calzados con alpargatas.
   El Rey de los belgas lanzó exclamaciones de asombro y rió a carcajadas, y demostró su sentido del humor situándose exactamente bajo Manuel y abriendo los brazos como para recogerle en ellos si se caía.
   El jardinero metió su cabeza todo lo que pudo entre los peciolos pinchosos y terminó su inspección.
   Se deslizó tronco abajo vertiginosamente, y dirigiéndose a Balduino a un metro de distancia y con cara de pésame, acompañó su diagnóstico con un gesto tajante de ambos brazos, y exclamó:
   -“¡S’ha escogollao!”
   Los otros tres nos reímos a base de bien, y Balduino disfrutó muy especialmente con aquel diagnóstico tan científico. Y nos dijo que tomásemos algo fresco con su acompañante dentro de la casa, mientras él se duchaba y aseaba e iba a ver a su esposa.

La sorpresa de Manuel

   Yo estaba algo extrañado de que Manuel tratase al Rey de los belgas en plan compadre, y lo comprendí cuando pasamos a un salón presidido por un gran retrato del monarca vestido de gala, y Manuel se quedó paralizado ante él, mirándolo estupefacto.
   Se volvió hacia mí y me dijo en voz baja:
   -¿Pero es que este “mushasho” que nos ha “estao” atendiendo es el Rey?
   -Pues claro, ¿quién iba a ser? Si sale siempre en la tele y en todas las revistas...
   -¡Ah, pero es que yo, al verle así, en vaqueros y con esa camisetilla sudada, y tan sencillo él, he creído que era el jardinero!

Epílogo importante

   Balduino nació en 1930 y subió al trono en 1951, a la temprana edad de 21 años.
Yo llegué a Málaga en el año 1963 y calculo que aquel día motrileño debió de pertenecer al año 1970 aproximadamente, cuando él tenía unos cuarenta años.
   Y por allí correteaba y se chapuzaba en la piscina un sobrino adolescente del Rey que era rubio, guapo y distinguido, y que desde el año 2000 es el Gran Duque Henri de Luxemburgo.

   Balduino se llamaba en realidad Baudouin, y murió repentinamente en 1993, a la edad de 63 años, en aquella casa de la costa granadina a la que había puesto el nombre de Villa Astrida en homenaje a su madre, la princesa Astrid de Suecia.


   Era un gran hombre y una persona magnífica.